La siesta, aunque puede parecer una característica muy española, está totalmente extendida por todo el planeta e incluso se ha demostrado que sin embargo los españoles no somos los que más la utilizamos y que en contra de creencias populares, no engorda. Los numerosos efectos positivos que aporta una siesta bien hecha están ampliamente demostrados. El profesor James Maas asegura que «la siesta aumenta nuestro estado de alerta, concentración, productividad, creatividad y humor» e incluso puede ayudar a reducir el estrés.
Un estudio de la NASA ha fijado la duración de la siesta perfecta en 26 minutos. Esta duración fue también fijada por posteriores estudios de la Clínica Mayo y Harvard. El estudio demostró que tras una siesta adecuada la capacidad de rendimiento se ve aumentada un 34% y que «una pequeña siesta ayuda a soportar el día«.
La siesta beneficia nuestra salud siempre y cuando sigamos las recomendaciones y los consejos sobre su duración para una adecuada recuperación de energía y rendimiento.
Algunos expertos como el neurólogo Walter Avdaloff, director del Instituto del Sueño Neurodiagnos de Chile, afirman que «como humanos estamos programados para dormir siestas«. Y que estas nos ayudan a «tener una jornada de trabajo más extensa en la tarde». Asimismo el ‘Wall Street Journal’ publicó un artículo titulado «The Perfect Nap» (la siesta perfecta) donde Sara Mednick, profesora de psicología en la Universidad de California, estableció tres tipos distintos de siestas:
- Para un golpe rápido de energía: siesta entre 10-20 minutos.
- Para mejorar la memoria: en torno a 60 minutos.
- Para la creatividad y la memoria emocional: unos 90 minutos.
Sin embargo solo están recomendadas las siestas que no sobrepasen las dos horas para que estas no afecten al sueño nocturno.
Sobre estas recomendaciones y muchas más podremos orientarte desde Farmacia Plaza de la Catedral, en el centro de La Laguna en Tenerife. Así como también tratarte con problemas de sueño o fatiga que puedas padecer.
Consejos para una buena siesta
- Tomarse un café: aunque el café estimula el sistema nervioso este no empieza a hacer efecto hasta después de unos 20 minutos de haberlo tomado, por lo que podemos tomarnos una taza de té y para cuando nos despertemos de la siesta estaremos disfrutando ya de los efectos del café. Así evitamos después también esa sensación de somnolencia que en ocasiones experimentamos después de una siesta.
- Tener una buena posición: dormir semisentado hará que nos podamos despertar más fácilmente porque no caeríamos en un sueño profundo.
- Esperar después de comer: una siesta inmediata después de comer puede producir alteraciones digestivas, por lo que se recomienda esperar hasta una 1 hora desde que se terminó de comer.
- Cuidar la duración: no excederse de los 30 minutos recomendados para no llegar a perjudicar el sueño nocturno o nuestra capacidad de rendimiento.
- Habitación a oscuras y en silencio o muy pocos ruidos: Si existen ruidos a nuestro alrededor el cerebro no descansará, así como si nos encontramos con demasiada luz.
Origen y curiosidades de la siesta
El origen se remonta a los romanos. Comenzando porque siesta significa «hora sexta» que se refiere a las 12 del mediodía, que es cuando el sol apretaba con más fuerza y se aprovechaba para descansar. Por otra parte, los antiguos egipcios hacían también siesta e incluso quedaban con otros amigos para hacerla juntos, sin que eso llevara a más. Por último, en 1990 en Chile, el senador Jaime Guzmán propuso cambiar la hora de la sesión a las 16:00 en lugar de las 15:00 horas para que pudieran tomarse una siesta. Esto fue aprobado por el presidente de la cámara y la hora fue cambiada.